El jockey deberá cumplir 4 reuniones de suspensión por total, ya que se le dieron otras 2 por quitarle los tapones en carrera al potrillo; apercibimiento para Adrián Giannetti
Empiezan a conocerse los primeros coletazos tras el sonado -aunque absolutamente justo- distanciamiento de El Musical (Il Campione) en favor de Natan (Señor Candy) el sábado último en el Gran Premio Jockey Club (G1) y que desató los violentos episodios de los que fueron protagonistas allegados al Stud Mamina, los colores del primero.
Mientras se aguarda conocer como avanzará la suspensión provisional que pesa sobre la divisa y sus propietarios, la comisión de carreras informó que por las molestias ocasionadas en las riendas del ganador de la Polla de Potrillos, el jockey Juan Cruz Villagra recibió una pena de 2 jornadas, que deberá cumplir los días 29 y 30 del corriente.
Pero allí no terminaron las sanciones para el profesional, que sumará 2 días más (el 31 de octubre y el 1 de noviembre) por haberle quitado los tapones de los oídos a El Musical durante el desarrollo de la segunda escala de la Triple Corona y ser varias veces reincidente (es una costumbre, ya, directamente). Lo extraño del caso es que merezca la misma pena una clara molestia en el final del Jockey Club que un hecho menor -aunque prohibido, claro está.
Pero el parte publicado por la comisión de carreras incluye también un severo apercibimiento para su colega Adrián Giannetti, en este caso, por la falta de responsabilidad que le cupo al infringir las disposiciones establecidas en el artículo 21, inciso II del reglamento general de carreras y que dice: “Los jockeys que hayan llegado en los seis primeros puestos en la carrera, deberán inmediatamente después de corrida la misma dirigirse al recinto de la balanza oficial, montados en sus caballos en el orden de llegada marcado, sin que puedan bajar por motivo alguno hasta ser autorizados por el comisariato. Llegado al recinto, el entrenador deberá tomar de la brida al caballo para que el jockey desensille y pese. Terminada la carrera, el jockey no podrá hablar con persona alguna hasta después de haberse retirado del comisariato, una vez verificado el peso y prestado declaración a las autoridades, si hubiese lugar a ellas”.
Está claro que, en la práctica, casi nada de esa resolución se cumple, ni en este caso, ni en ningún caso. Justamente allí es donde hoy se apoyan los reclamos del Stud Mamina, aunque, analizando la situación en forma global, casi ningún triunfo debería ser oficializado. Sería estupendo que, a partir de esta situación, los hipódromos -y los protagonistas- comiencen a cumplir al pie de la letra lo dispuesto por el reglamento general de carreras, o bien actualizarlo.